martes, 22 de julio de 2014

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRIZZZZ

OLORES

_ Ohhh my good como huele a ajo aquí en Madrid!

Hay olores buenos, malos, regulares y orientativos. Hasta los años veinte, existían numerosos y diferentes olores que caracterizaban plazas y calles, así como barrios. Incluso, los olores variaban según si era de día o de noche. Cuenta un cronista de la ciudad de Madrid que siendo él niño, iba a pie al colegio y ¨había un primer y extendido olor que en cierta manera nos decía si llegábamos tarde o temprano a clase: el artilugio de tostar café, que expandía sus estimulantes efluvios humeantes a la puerta de las tiendas de ¨ultramarinos¨. Si el olor era todavía a leña, llegábamos a tiempo, si el olor era ya penetrante, a café tostándose, teníamos que emprender el galope so pena de llegar tarde a clase¨.
Alfonso el fotógrafo también describe los olores como algo típico en Madrid:
¨La calle Montera y la calle Toledo olían a café, pues había tostadores en la acera, (pasate ahora por la calle Preciados a la altura de La Mexicana).
La calle del Pozo olía a hojaldre de pastelería. La Moncloa olía a jabón y a limpio de la fábrica de Gal que estaba enfrente de la Carcel Modelo (Hoy Cuartel General del Aire). 
En las Ventas y Tetuán olía a perfumes y lociones.


En la actualidad aún queda, al menos, un lugar con un olor muy característico: la salida de la estación de metro de Sol que da a la calle Mayor, frente a la pastelería La Mallorquina. Es la salida más olorosa, en el buen sentido de la palabra. El aroma a pasteles y bollos recién casados del horno invita a salir corriendo del metro, donde el olor a humanidad y aglomeración es inevitable. ¿Quien se resiste a entrar en la pastelería?








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