lunes, 4 de agosto de 2014

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRIZZZZZ

PASEILLOS POR LOS MADRILES
los bichillos nos dirijen el paseo...ellas deciden


Esta vez toca pasear por el barrio del Parnaso o de las Letras...de la musas, o de los literatos, por haber sido el lugar preferido de las gentes de letras y del teatro durante los siglos pasados.  Conviene indicar que el origen del barrio del Parnaso se remonta a los tiempos de los Reyes Catolicos.

Sus primeras casas estuvieron ubicadas a partir de la calle de la Cruz y de la Carrera de San Jeronimo.










Partimos de la Calle de la Bolsa que va desde la Plaza de Santa Cruz hasta la Plaza de Benavente.

Su nombre antiguo y tradicional fue el de la plaza de la Leña, el origen de su denominación se debe al hecho de haber sido este el lugar de depósito de la madera que había de emplearse en las barricadas, durante la sublevación contra Carlos I, en la guerra de las Comunidades.
En esta calle, se estableció en 1653 la congregación del Ruego, Pedrea y Animas del Purgatorio, que años más tarde, en1776m había de convertirse en colegio notarial.
También tuvo allí su asiento, un siglo después, la asociación para la Enseñanza de la Mujer, fundada en 1870 por Fernando de Castro , y primera institución tímidamente reivindicadora de los derechos femeninos a la cultura, que llegó a contar con veinticuatro profesoras y más de cuatrocientas alumnas.
Fernando de Castro

El nombre actual de la calle, que ya se le dio en el siglo XIX, se debe a que aquí se instaló el primer centro bursátil, la primera bolsa de comercio que hubo en Madrid.


Nota: En esta calle ahora mismo podemos encontrar una tienda de vinos y licores a muy buen precio y de muy buena calidad



Apenas dados unos pasos, dejando a un lado la Calle de Carretas, nos adentramos en la Plaza del Angel, hoy amplia, aunque de irregulares proporciones, que está limitada por las calles de Carretas, Espoz y Mina, Huertas y la Plaza de Santa Ana.

El nombre de esta plaza era debido, según se ha escrito, a una pintura del Angel de la Guarda, procedente de la iglesia derribada, que se exponía según unos en la fachada de una de las casas y según otros en el interior de un establecimiento comercial.

La Plaza del Angel ha contado mucho en la historia politíca y mundana, no solo de Madrid, sino también de toda España.
En el lugar donde ahora se encuentra el Hotel Victoria, haciendo esquina también a la Plaza de Santa Ana, estaba el bello palacio de la condesa de Montijo y de Teba, construido  por el arquitecto Silvestre Perez, en terrenos que habían pertenecido a la Condesa de Baños.

Al ser derribado el palacio, en su lugar se elevó este alambicado edificio de estilo modernista francés, que está ocupado por el Hotel Victoria - en tiempos predilecto de los toreros - y los almacenes Simeón, originarios de Galicia.

Enfrente todavía se conserva la edificación del palacio del conde de Tepa, bella construcción del siglo XIX.


En los bajos del edificio que precedió al palacio de Tepa, con salida a la calle de Atocha, estuvo la fonda de San Sebastian, en la que se reunían en cenáculo o tertulia los más importantes escritores de los finales del siglo XVIII, tales como Moratin, Iriarte, Ayala, Cadarso, etc. Más tarde esta fonda se convirtió en café con el mismo nombre y fue el que sirvió al mencionado Moratin como inspiración para su obra La Comedia nueva o El café. Al lado existe un lugar apropiado para oír jazz El Café Central.
La Plaza de Santa Ana, que durante muchos años se llamó oficialmente del Principe Alfonso - en honor del que más tarde había de ser Alfonso XII - es una de las más regulares y perfectas de nuestra villa.


Esta plaza no adquirió plenamente su bello aspecto hasta 1868, en que se derribaron las casas que aún se interponían entra ella y el teatro Español. Actualmente lo que más llama la atención es el monumento a Pedro Calderon de la Barca, que sin ser importante obra de arte rima perfectamente con su entorno.
Realizada en mármol blanco, en cuya parte superior hay una alegoría de la Fama y, en su pedestal, cuatro relieves que representan escenas del auto sacramental  La Danza de la Muerte y de los dramas  La Vida es sueño, El Alcalde de Zalamea, y El escondido y la tapada.

La plaza de Santa Ana constituye un cuadrado regular, uno de cuyos lados es la calle del Principe. Y aqui estuvo el corral de comedias de la Pacheca, llamado asi por pertenecer estos terrenos a una tal Isabel Pacheco, en este corral, se representaron todas las obras que hicieron inolvidables el Siglo de Oro. En 1745 el concejo madrileño edificó sobre estos terrenos el coliseo que había de llamarse teatro del Principe, que en el devenir del tiempo y por disposición del conde de San Luis se convertiría, tras repetidas y cuidadosas restauraciones, en el actual teatro Español

Su historia esta íntimamente vinculada a la brillantisima historia del teatro español, desde Lope de Rueda, verdadero creador de nuestra dramática, hasta - por lo menos - las inolvidables temporadas de Margarita Xirgu con el estreno de las obras de Casona, Garcia Lorca y tantos otros, pasando por todo el repertorio clásico de Lope, Calderón, Tirso, Moreto, etc.

Aparte de las efemérides artísticas, este lugar fue también en ocasiones centro de actividades revolucionarias. En el edificio paredaño se encontraba el café del Principe, famoso por el salón del Parnasillo donde se reunían las más gloriosas personalidades del Romanticismo.

Al final de la calle del Principe, nos encontramos con la calle de las Huertas, que comienza en la Plaza del Angel y acaba en la Platería Martínez.

Su nombre, según quiere la tradición, se debe a estar asentada en las huertas que en los tiempos de Enrique IV fueron del Marques de Castañeda y, más tarde adquiridas por los frailes del convento de San Jeronimo el Real. Es una de las calles más importantes de este barrio de las Letras o de las Musas.
Se inicia en los lugares donde estuvo el cementerio de la iglesia de San Sebastian. Este jardincillo emparrado y con una sencilla verja, donde hay instalado un puesto de ventas de flores, conserva aún, plenamente, su sabor antañon.

Más adelante, en la acera de enfrente y haciendo esquina a la Calle del Principe, se encuentra el bello edificio, de genuino estilo madrileño, conocido popularmente como el palacio de Santoña o del Principe Negro, fue el último domicilio del político José Canalejas y Mendez, asesinado en la Puerta del Sol cuando iniciaba una política de apertura que si se hubiera desarrollado más ampliamente acaso habria evitado algunas de las muchas calamidades y tragedias que hemos sufrido. Hoy es sede este edificio de la Camara de Comercio de Madrid.
Bajando por la calle de las Huertas, a los pocos pasos, nos tropezamos con la pequeña Plaza de Matute, de forma irregular que más bien parece una breve y ancha calle, era este al parecer el lugar donde se reunían los matuteros, es decir, los pequeños contrabandistas.
También fue inquilino de esta plaza el poeta José Zorrilla y aquí es, según se dice, donde escribió sus obras más importantes. En ella tuvieron igualmente su redacción ¨El Imparcial¨de Gasset y Artime y la revista ¨La Ilustración de Madrid, dirigida por Gustavo Adolfo Becquer, en la que se publicaron bellas ilustraciones de su hermano Valeriano y del también conocido pintor de la época Francisco Pradillo. 
En los finales del pasado siglo estuvo aquí el más célebre café cantante de Madrid, llamado ¨El Imparcial ¨ siendo esta una época en que el flamenco hizo furor hasta en las clases más ilustrada.


Casa Modernista en la Plaza de Matute
Esta casa realizada por el arquitecto Eduardo Reynals Toledo. Su decoración, muy exquisita y refinada, se inspira directamente en el art nouveau belga - con algunos matices afrancesados -, recordando a autores de la transcendencia de Victor Horta.

Enfrente de la plaza de Matute desemboca la Calle de Echegaray, y que hasta enero de 1888 se llamó del Lobo. Es vía de gran movimiento, llena de colmados y restaurantes, que en las noches, sobre todo, es ruidosa y jaranera.

La Calle del León fue en sus orígenes una simple senda entre las huertas de los jeronimos y el camino de Atocha, y servia de acceso a las numerosas ermitas que por allí existían, como las de San Sebastian y la Magdalena. El origen de su denominación se debe al parecer a la larga permanencia por aquellos lugares de un indio que exhibía, por el estipendio de dos maravedies, un león enjaulado, animal que por su exotismo despertaba el interés de las gentes y enriqueció en poco tiempo al exhibidor.

Antiguo mentidero de Representantes





Lo que dio sin embargo verdadero relieve a esta calle fue haber sido lugar de asiento del mentidero de Representantes, junto con el de San Felipe, que era el más importante, y el de las losas de Palacio, constituían los medios de información de la época. El mentidero de Representantes estaba situado en la esquina de la calle del León con la del Prado y formaba una amplia plazoleta enlosada en la que había algunas mustias acacias, que poca debía ser la sombra que proporcionasen a los que allí se reunían. Estas reuniones se celebraban entre las diez y la una de la mañana y acudían a ellas todas las personas que tenían alguna relación con el mundo del teatro, poetas, dramaturgos, cómicos cesantes, arrendatarios de los corrales, representantes de compañías y numerosos y a veces apasionados aficionados.

Casa Gonzalez (aquí se pueden tomar buenos vinos y buenísimos quesos)
Farmacia León fundada en 1922



El edificio más importantes de la calle León es el de tan severo y armonioso estilo neoclásico que ocupa la Real Academia de la Historia, desde su traslado de la Plaza Mayor.

Siguiendo Huertas abajo, a mano derecha, nos encontramos con la Calle del Amor de Dios, cuyo nombre se debe remotamente a una imagen de la Virgen de esta advocación, situada en el portal de una casa de la huerta de San Jerónimo, que era al parecer muy venerada por las gentes de aquellos lugares.




La Costanilla de los Desamparados es una calle estrecha y empinada, como indica su nombre, que va desde la calle de las Huertas a la de Atocha y debe su denominación al colegio de niños desamparados que allí se estableció, y también, en cierto modo, al amplio corral allí existente, donde se recogían en ocasiones a los mendigos.


Llegamos a la Calle de Jesús, que va desde la de Lope de Vega a la de Moratin. En alguna ocasión esta vía ha aparecido con los nombres de Trinitarios o de los Fúcares, del mismo modo que la de Fucar se ha llamado también de Jesús; la una es prolongación de la otra, sin que exista entre ellas solución de continuidad.

Como un ensanchamiento de esta calle, se encuentra la Plaza de Jesús, de gran popularidad madrileña por la capilla del Nazareno (Cristo de Medinaceli).

La Plaza de la Platería Martinez no conserva nada en absoluto que pueda recordar su antiguo esplendor ni su brillante historia.

En ella acaban las calles de las Huertas y de Moratin y empieza la de la Alameda.Fue la platería de Antonio Martinez una fábrica modélica para su tiempo, creada por el orfebre de este nombre y apellido bajo el reinado de Carlos III. Donde ahora hay una chata fuente coronada por un horrendo y desproporcionado busto que evoca, de un modo lamentable, la figura prócer de Juan Vazquez de Mella, existia antaño dicha fabrica de plata.

En los tiempos antiguos, la Calle de la Alameda llegaba solamente hasta la del Gobernador y su continuación - hasta la calle de Atocha - recibía el nombre de calle de la Leche, así llamada porque en la casa de Doña Isabel de Móstoles, allí establecida, existía una capilla con una imagen de la Virgen amamantando al Niño Jesús, ante la que acudían las mujeres en trance de maternidad.



Era en su época un ameno paseo, propicio para intrigas y aventuras amorosas. El progresivo aumento de la edificación en esta zona y, sobre todo la desaparición del Palacio de Lerma fueron poco apoco disminuyendo la concurrencia de paseantes y parejas.
Tienda de Bellas Artes Corzón
En esta tienda de Bellas Artes, una de las mejores de Madrid, podras encontrar absolutamente todo material de Bellas Artes, puedes enmarcar, con una profesionalidad exquisita. Muy recomendable.

La otra bocacalle de la Plaza de la Plateria Martinez, es la Calle de Moratin, llamada anteriormente de San Juan del Prado. El nombre  de Moratin se debe a que en la casa que hace esquina con la de Santa Maria nació, el 10 de Marzo de 1760, Leandro Fernandez de Moratin, la figura más señera del neoclasicismo literario.


La Calle Lope de Vega, hasta 1844 de Cantarranas, va actualmente de la calle del León hasta el Paseo del Prado; con anterioridad acababa en la calle de Jesús y hasta 1855 no se hizo su prolongación.

Al penetrar en esta calle desde el Paseo del Prado, la decepción de los que buscamos lo tipico y evocador es absoluta. Nada queda ya, por culpa de la piqueta y de las construcciones modernas, de lo que fuera antaño. La masa informe del monstruoso edificio elevado en la época franquista para sede de los sindicatos hoy ocupado por el Ministerio de Sanidad, se impone y anula el antiguo emplazamiento de aquel palacio de Xifre, bello pastiche de la más graciosa y armónica arquitectura árabe, que aunque de época contemporánea daba un ambiente singular y grato a este lugar.
El edificio de mayor interés de esta calle -interés mucho más histórico que monumental - es el convento de San Ildefonso de trinitarias descalzas, conocido por las gentes como de Cervantes. Aquí fue enterrado Miguel de Cervantes. La hija monja de Lope de Vega, sor Marcela de San Felix, fue priora muy destacada y activa del convento de San Ildefonso.

Subimos a continuación un breve tramo de esta empinada cuesta, y llegamos a la humildísima y breve Calle de Quevedo, se debe este nombre a que en el numero 9, vivía el gran polígrafo Francisco de Quevedo y Villegas, señor de la Torre de Juan Abad, caballero de Santiago y, sobre todas las cosas, una de las más brillantes glorias literarias del Siglo de Oro.


De Lope a Quevedo y de Quevedo a Cervantes; es evidente que vamos subiendo en el ámbito de nuestras más altas glorias literarias. No es, sin embargo, por modo evidente ese empaque de la Calle de Cervantes, el que merecería la más alta figura de nuestras letras, pero es tan grande su contenido histórico que en manera alguna desmerece de su denominación, ya que en ella se funden y se confunden los nombres de Lope de Vega y Cervantes.


Llegamos a la Calle del Prado, que lleva este nombre desde el siglo XVII. Actualmente la calle es la de los anticuarios y, sobre todo, la del Ateneo de Madrid. Por un tiempo fue también la calle de los cafés, debiendo recordarse en este sentido, en primer lugar, el café de Levante, que ostentaba una muestra pintada de Alenza, uno de los pintores más destacados del momento. También era muy notable el de Venecia, que durante la época fernandina fue una continuación del ya mencionado mentidero de Representantes y , sobre todo, la bolsa de contratación de la gente de teatro sin empleo. El Café del Prado, que ha existido hasta hace poco.



Y acabamos este paseo, pero antes vamos a recorrer el barrio decorado una vez al año, y pleno de piezas de anticuarios... vamos a por ello.



















Y porque no estar yo misma en el ajo...

1 comentario:

  1. parece que lo estuviera leyendo del libro de Javier M. Tome Bona : Paseo por el viejo Madrid. De la editorial La LIbreria. lo has calcao.

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