domingo, 22 de junio de 2014

El regreso del New Museum















Destinado en los setenta a la transgresión y a la vanguardia, abandono el Soho, convertido en un zoco del dólar, para recuperar su espíritu underground en el BOWERY. Un espacio sin florituras, elegante y sobrio, que pretende devolver la fe en el arte.
El Bowery de Nueva York salió de la hecatombe de los setenta y ochenta con leyenda de barrio chungo y creativo; un panal de artistas donde todavía quemaba la fogata azul fosforito del punk mientras Allen Ginsberg y otros patriarcas de la contracultura desayunaban en los cafés del Lower East Side bajo la pamela del amanecer babilónico. Justo en el momento de mayor euforia politoxicómana, con el Bronx ardiendo y Martin Scorsese retratando una ciudad podrida, nació el New Museum en adelante el NM. No en el Bowery sino en el corazón del Soho.
Quería limpiar las salas de arte y darle voz a los cachorros, alineando y ahilando artefactos terroristas e ideas cortantes. Treinta años más tarde, en el Soho solo quedan tiendas de lujo y al Bowery no le reconocía nadie.
Entre la orientalización y la gentrificatión, la respuesta de los responsables del museo fue fulminante. Trasladaron el edificio del Soho, al Bowery le han lavado las tripas y el rostro, y lo reinaguraron en mitad del Bowery, a un paso de la mítica Bleecker Street y su panoplia de club bohemios.
Con diseño de los arquitecto japoneses Nishizawa y Sejima el triunfo está asegurado. El NM devuelve la fe en Nueva York como semillero de arte, y no como mero zoco al servicio del dolar, el mal del siglo XXI para la gran manzana como una gripe de idiocia, con los jóvenes talentos secuestrados por el brillo del oro. El NM es la vacuna, con sus cubos amontonados y su espíritu gamberro.
El NM fue obra de Marcia Tucker, su pasado feminista, su labor al frente del Withney Museum, del que fue despedida en 1977, y su creación del NM marcaron a fuego los mejores años de Manhattan, que no conocía un terremoto semejante ¨desde que Abby Aldrich Rockefeller levantara en 1933 el MoMA¨.
Visceral, inteligente, lúcida y fuerte, Marcia Tucker, nacida en Brooklyn, importó las energías que le había transmitido al Withney al NM, compaginando de paso la gestión del centro con actividades underground.

No hay comentarios:

Publicar un comentario